El 20 de febrero subimos con nuestros splitboards al Turó del
Frontonet, un pico de 2.440 metros de altura en el Valle de Literola.
Íbamos con los amigos Esther y Jotas, que esta vez se había echado
la tabla de snow a la espalda.
Jotas, Esther y Concha por el valle de Literola. |
Se llega por la carretera de Llanos del
Hospital, el Barranco de Literola está marcado en el puente que
cruza por encima. A pesar de las noticias de tanta nevada, tuvimos
que portear unos 45 minutos, desde los 1.600 metros de la carretera
hasta encontrar nieve continua, a unos 1.800 metros de altitud.
Concha cruzando el Torrente de Literola. |
Turó del Frontonet, 2.440 mts. |
Spliteamos hasta llegar a la Cabaña de
Literola, a 2.000 metros, y desde ahí ascendimos al Turó del
Frontonet por su arista noroeste.
Cabaña de Literola |
Ascendiendo al Turó. |
El día era soleado, y hacía calor,
pero la bajada por la cara norte, unos 450 metros de desnivel en
nieve polvo húmeda con alguna costra muy fácil de romper, se
prometía espectacular.
Arista final del Turó. |
Y así fue, el descenso fue una
sucesión de vaguadas y laderas con pequeños grupos de árboles de
vez en cuando para hacerlo aún más bonito. Un itinerario muy
recomendable, con palas a norte de entre 40º y 45º para quien
quiera inclinación (obligatoria buena nieve), y alternativas más
suaves para todos los gustos.
Itinerario de la ruta. |
Al día siguiente, madrugamos: era
domingo, pronosticaban soleado y a partir de las 9, el párking del
Valle del Hospital podía estar petado.
La acumulación en el valle era
importante, y en las umbrías era polvo ligero, un colchón gozoso.
Camino de la Renclusa. |
A las 11 estábamos en la Renclusa, y
seguimos ascendiendo hacia el glaciar en un día soleado.
El viento se fue levantando poco a
poco, y a eso de las 14 ya soplaban de esas ráfagas que te tiran si
te pillan desprevenido, así que sin haber llegado al glaciar,
montamos las tablas y empezamos el descenso.
Viento subiendo hacia Maladetas. |
Decidimos bajar por donde habíamos
subido: el espolón que baja entre los barrancos de los Torrentes de
la Maladeta y Paderna. Aprovechamos unos 750 metros de desnivel de
nieve polvo, a veces comprimido por el viento, pero en general,
buenísimo.
Llegamos al refu lo suficientemente
pronto como para volver a foquear un ratillo a buscar palas en sombra
y sin viento, donde había colchonazo.
Al día siguiente vuelta a intentar el ascenso a Maladetas. Amanece nevando,
apenas por debajo de cero. Son las 8:00, la nieve está húmeda, y no
se ve mucho porque ha entrado nubosidad de norte, y se ha tragado el
valle.
Iniciamos el ascenso confiando en que
la nube se irá levantando y nos dejará ver algo.
Le pregunto a Concha:”¿ tú ves la
nieve marrón, o son mis gafas?”
Efectivamente, donde la nieve no está
muy tapada, está color café con leche. El viento de sur ha traído
una masa de polvo del Sáhara, que lo ha cubierto todo.
Más arriba, hacia los 2.700, retiro
con el bastón la nieve caída durante la noche, que aquí ya acumula
unos 20 o 25 cms, y se ve clarísimo.
Nieve manchada por el polvo en suspensión. |
Seguimos subiendo por el espolón que
remonta hacia el glaciar, a la izquierda del Diente de la Maladeta,
y la nube y la nevada nos siguen acompañando.
Niebla y nieve durante el ascenso. |
A los 2.900 mts., ya iniciando la
entrada al glaciar por el embudo del Torrente de la Maladeta,
decidimos no seguir subiendo. No hace nada de viento, la temperatura
es muy agradable, unos -2 o -3, y la nieve de toda la noche no ha
regalado un colchón extra, sobre lo que ya había, pero no me gusta
la idea de meternos en el glaciar.
Con niebla, o en una nube baja se
convierte en un limbo blanquecino donde es fácil desorientarse. Si
te despistas, y bajas hacia noreste sin referencias, te metes en una
plataforma que hacia abajo y hacia oeste, se corta en pequeños
precipicios.
Así que para abajo, buscando la
referencia del Torrente de la Maladeta, que además de acumular
muchísima nieve, supone una referencia visual aún en días con poca
visibilidad.
Buscando referencias en el descenso. |
Los del valle nos
dicen que parece que estamos enganchados a la bajada de la Maladeta,
y es verdad: a ver si cuadra y coincidimos y lo probamos in situ, en
buenas condiciones!!!.
Texto y fotos: Javi.