2.28.2016

Tutti fruti en el Valle de Benasque

El 20 de febrero subimos con nuestros splitboards al Turó del Frontonet, un pico de 2.440 metros de altura en el Valle de Literola. Íbamos con los amigos Esther y Jotas, que esta vez se había echado la tabla de snow a la espalda.

Tutti fruti en el valle de benasque
Jotas, Esther y Concha por el valle de Literola.
 
Se llega por la carretera de Llanos del Hospital, el Barranco de Literola está marcado en el puente que cruza por encima. A pesar de las noticias de tanta nevada, tuvimos que portear unos 45 minutos, desde los 1.600 metros de la carretera hasta encontrar nieve continua, a unos 1.800 metros de altitud.

Concha cruzando el Torrente de Literola.

Turó del Frontonet, 2.440 mts.
Spliteamos hasta llegar a la Cabaña de Literola, a 2.000 metros, y desde ahí ascendimos al Turó del Frontonet por su arista noroeste.

Cabaña de Literola

Ascendiendo al Turó.
El día era soleado, y hacía calor, pero la bajada por la cara norte, unos 450 metros de desnivel en nieve polvo húmeda con alguna costra muy fácil de romper, se prometía espectacular. 

Arista final del Turó.

Y así fue, el descenso fue una sucesión de vaguadas y laderas con pequeños grupos de árboles de vez en cuando para hacerlo aún más bonito. Un itinerario muy recomendable, con palas a norte de entre 40º y 45º para quien quiera inclinación (obligatoria buena nieve), y alternativas más suaves para todos los gustos.

Itinerario de la ruta.

Al día siguiente, madrugamos: era domingo, pronosticaban soleado y a partir de las 9, el párking del Valle del Hospital podía estar petado.
La acumulación en el valle era importante, y en las umbrías era polvo ligero, un colchón gozoso.

Camino de la Renclusa.
A las 11 estábamos en la Renclusa, y seguimos ascendiendo hacia el glaciar en un día soleado.
El viento se fue levantando poco a poco, y a eso de las 14 ya soplaban de esas ráfagas que te tiran si te pillan desprevenido, así que sin haber llegado al glaciar, montamos las tablas y empezamos el descenso. 

Viento subiendo hacia Maladetas.

Decidimos bajar por donde habíamos subido: el espolón que baja entre los barrancos de los Torrentes de la Maladeta y Paderna. Aprovechamos unos 750 metros de desnivel de nieve polvo, a veces comprimido por el viento, pero en general, buenísimo.
Llegamos al refu lo suficientemente pronto como para volver a foquear un ratillo a buscar palas en sombra y sin viento, donde había colchonazo.



Al día siguiente vuelta a intentar el ascenso a Maladetas. Amanece nevando, apenas por debajo de cero. Son las 8:00, la nieve está húmeda, y no se ve mucho porque ha entrado nubosidad de norte, y se ha tragado el valle.
Iniciamos el ascenso confiando en que la nube se irá levantando y nos dejará ver algo.
Le pregunto a Concha:”¿ tú ves la nieve marrón, o son mis gafas?”
Efectivamente, donde la nieve no está muy tapada, está color café con leche. El viento de sur ha traído una masa de polvo del Sáhara, que lo ha cubierto todo.
Más arriba, hacia los 2.700, retiro con el bastón la nieve caída durante la noche, que aquí ya acumula unos 20 o 25 cms, y se ve clarísimo.

Nieve manchada por el polvo en suspensión.

Seguimos subiendo por el espolón que remonta hacia el glaciar, a la izquierda del Diente de la Maladeta, y la nube y la nevada nos siguen acompañando.

Niebla y nieve durante el ascenso.

A los 2.900 mts., ya iniciando la entrada al glaciar por el embudo del Torrente de la Maladeta, decidimos no seguir subiendo. No hace nada de viento, la temperatura es muy agradable, unos -2 o -3, y la nieve de toda la noche no ha regalado un colchón extra, sobre lo que ya había, pero no me gusta la idea de meternos en el glaciar.

Con niebla, o en una nube baja se convierte en un limbo blanquecino donde es fácil desorientarse. Si te despistas, y bajas hacia noreste sin referencias, te metes en una plataforma que hacia abajo y hacia oeste, se corta en pequeños precipicios.
Así que para abajo, buscando la referencia del Torrente de la Maladeta, que además de acumular muchísima nieve, supone una referencia visual aún en días con poca visibilidad. 

Buscando referencias en el descenso.

Los del valle nos dicen que parece que estamos enganchados a la bajada de la Maladeta, y es verdad: a ver si cuadra y coincidimos y lo probamos in situ, en buenas condiciones!!!.

Texto y fotos: Javi.


2.17.2016

En busca del pow, por fin en la sierra de Guadarrama!

Hoy, 17 de febrero, a las 8:00, nos encontramos en el parking del Puerto de Navacerrada. El termómetro del coche marca -8º, el de Dos Castillas -9º, o sea que hace frío, pero afortunadamente no hace ni pizca de viento.

Nos encontramos en el parking del Puerto Suqo, Miguel Candil, Txema ( amigo de Miguel), y yo (Javi). Decidimos subir por la antigua Stadium, entrando por la carretera de Cotos, para alcanzar Bola, y buscar palas orientadas a sur, esperando que se hayan cargado polvo por el fuerte viento de Norte de estos días. Tal vez desde Valdemartín, tal vez Ventisquero de la Condesa… Ya veremos
Javi empezando el ascenso
Javi empezando el ascenso. Foto: Miguel
La nieve está perfecta en el bosque y nos ilusionamos con que la cosa promete. A medida que subimos Stadium, la nieve está más dura, venteada, y los piornos y piedras, en muchos puntos sin cubrir.
Miguel subiendo en la zona de la pista Stadium.
Miguel subiendo en la zona de la pista Stadium. Foto: Javi
Aún así, la luz es potente, limpia y no hace viento, de modo que el ánimo está alto.
Hacia el final de primer tercio, decidimos ir cortando por la pista que une Stadium con Arroyo seco. Saltamos los peligrosos cables de acero que siguen ahí después de décadas, y ascendemos suavemente en diagonal hacia Bola.
Miguel y Suqo esquivando piedras.
Miguel y Suqo esquivando piedras. Foto: Javi
Poco a poco, las muchas piedras y rocas que afloran nos van complicando la progresión, hasta que se pone tan complicado que decidimos quitarnos las tablas y continuar a pié. 
No hay manera, toca seguir a pie.
No hay manera, toca seguir a pie. Foto: Javi
Tiramos directos hacia Bola, por el tubo estrecho de Arroyo seco, que se deja pisar bien: nieve seca, comprimida, sin hielo.
Ascendiendo por Arroyo Seco hacia la Bola del mundo.
Ascendiendo por Arroyo Seco hacia la Bola del mundo. Foto: Javi
A eso de las 10:00 ya estamos arriba, nos recibe un sol delicioso que compensa el viento que, como no, sopla arriba.
El Alto de Guarramillas o Bola del mundo.
El Alto de Guarramillas o Bola del mundo. Foto: Javi
Después de observar las posibilidades y valorar alternativas, decidimos quedarnos en el Ventisquero de la Condesa. Subir hasta Valdemartín, con lo pelado que está todo, sin saber qué nos vamos a encontrar, no nos apetece mucho.
Hacemos un par de bajadas gustosas en Ventisquero, unos 200 metros de desnivel cada una, nieve polvo sin tocar, hasta que llegan algunos (pocos) esquiadores detrás nuestro. La segunda bajada, muy buena, con la nieve ya estrenada.
Miguel, Suqo y Javi sonrientes, no es para menos
Miguel, Suqo y Javi sonrientes, no es para menos! Foto Txema.
Ya toca volver y enfilamos hacia el telesilla de arriba de Guarramillas, esperando que la pista esté cubierta.
Llegar al casetón del telesilla es una pequeña tortura de nieve muy venteada, piedras y hielo.
El inicio de la pista está intratable. Fuera tablas otra vez. Cuando acaban las piedras, empiezan los piornos que están juguetones y se dedican a agarrar las tablas, y uno después de otro, nos damos unos cuantos revolcones. Menos mal que hay menos piedras, y la nieve está suelta.

Desde la mitad hacia abajo, está maravilloso. Otros 200 metros de nieve espectacular. Llegamos al parking hacia las 15:00. Una hora perfecta para un caldo y un montado en el Dos Castillas, comentando la jugada. En resumen, un gran día para empezar la temporada tardía, con nieve muy buena aunque en las zonas más expuestas al viento se nota que el oro blanco ha volado, enconrando hielo y piedras. Habrá que esperar otra nevada para poder disfrutar a tope de la Sierra de Guadarrama.
Riders: Javi, Miguel Candil, Suqo Langenheim y Txema
Fotos: Miguel Candil, Txema y Javi.


2.03.2016

De la Maladeta al Ampriu

29 de enero, viernes, salimos Concha y yo de Madrid, pronto por la mañana sedientos de nieve y de hacer trabajar las tablas de split!. Los amigos de la Renclusa nos habían dicho que había bastante nieve, y además el jueves por la noche había caído una espolvoreada.
A las 15:30 estábamos ya saliendo del parking del Vado de Llanos del Hospital, rumbo a la Renclusa. Por el camino nos encontramos con Toño y Sandra, dos amigos de la zona. Con Toño, amante de esplitear con bota de esquí de travesía, ya habíamos bajado el Glaciar de la Maladeta en una ocasión.

Concha y Toño en los Llanos del Hospital
Concha y Toño en los Llanos del Hospital.

A las 17:30 estábamos ya en la Renclusa tomando una cervecita, saludando a los amigos y haciendo hambre para disfrutar de la cena de la Renclusa.

Al día siguiente, temprano nos disponemos a empezar la jornada, ya con suficiente claridad para comenzar a subir sin los frontales; no hace casi viento, el cielo está limpio, y a la luna todavía se la ve brillar a tope. Elegimos para subir el itinerario que más nos gusta, a la derecha del Torrente de la Maladeta, dejando el Ibón de Paderna abajo a nuestra derecha.

Concha a punto de arrancar hacia Maladetas
Concha a punto de arrancar hacia Maladetas.

La nieve no está mal, la costra de nieve venteada se rompe con facilidad, y debajo hay polvo seco. En algunos sitios hay acumulada algo de nieve reciente, y subimos sin dificultad. Después de tres horas de foquear, ya en la parte alta del Glaciar, en lugar de dirigirnos a la base del Corredor de la Rimaya, decidimos subir más hacia hacia la derecha a buscar un cuchillo de sol que se cuela por encima del Collado de la Rimaya, por en medio de las crestas de las Maladetas: hace algo de aire, y a 3.200 metros de altura, a la sombra el glaciar es gigantesco congelador.

Javi , a 45 minutos de la rimaya de Maladetas.
Javi , a 45 minutos de la rimaya de Maladetas.

Son las 11:30, y ya hemos guardado las pieles de foca, hemos bebido algo, comido una barrita y juntado las tablas. El sol ha hecho que la operación sea más agradable, y ya estamos listos para bajar!!!
Elegimos para el descenso el Torrente de la Maladeta, con la esperanza de que haya acumulado más nieve y que el viento la haya perdonado. Bueno, en algún sitio el polvo se mantiene, pero en la larga bajada probamos un repertorio variadísimo de nieves. Todas más que tratables, con algún momento especialmente gozoso de polvo sin tocar!!!
Llegando a la altura del ibón de Paderna, la nieve ya está transformada, pero no pesada así que Concha y yo seguimos disfrutando a tope. En la Renclusa recogemos algunos trastos que habíamos dejado en la taquilla, y enfilamos para la Besurta, aprovechando los 200 metros de desnivel finales. Aquí no se desperdicia nada!!!
Un día magnífico, con visibilidad excelente y muy poco viento, y 1.300 metros de desnivel de bajada para recordar.

Itinerario por el glaciar de Maladetas.
Itinerario por el glaciar de Maladetas.


Decidimos tirar para Benasque con el objetivo de subir el pico Gallinero, en la zona de Ampriu en la Estación de Esquí de Cerler. Ha amanecido lloviznando. La predicción es que va a despejar a lo largo de la mañana, así que decidimos quedar a las 12:00 en Ampríu con dos amigos, Esther y Jotas, para subir a la cumbre de Gallinero, con la intención de bajar por la Canal Amplia.
Son 850 metros de desnivel, que para mí, que noto el esfuerzo del día anterior en Maladetas, está más que bien. Concha, como siempre, ni se ha enterado; vamos, que creo que ni sabe lo que son las agujetas. Las laderas de Gallinero y Cibollés, con orientación norte, tienen bastante nieve, que con la escasa llovizna de primeras horas se ha transformado en nieve primavera.
De todos modos, las altas temperaturas han hecho aflorar piedras en algunos puntos, así que hay que elegir con cuidado los itinerarios para evitar a los cocodrilos hambrientos.
A medida que ascendemos vamos encontrando nieve compactada y humedecida, y el sol nos va acompañando haciendo el ascenso muy agradable.

Javi subiendo al pico Gallinero.
Javi subiendo al pico Gallinero.

A eso de las 15:00 estamos arriba del todo. En los últimos 200 metros, el viento ha ido adquiriendo fuerza, y ya en cumbre es muy intenso. Aunque brilla el sol, el viento es muy molesto, así que hacemos unas fotos de rigor, montamos las tablas, y nos damos prisa para protegernos del viento de oeste en la ladera noreste cuanto antes.

En la cumbre del pico Gallinero.
En la cumbre del pico Gallinero.

En la bajada, vamos trazando diagonales para enfilar la parte alta de la Canal Amplia. Las zonas más en sombra, mientras son altas, mantienen la nieve más o menos seca, muy agradable, polvo compacto.
Nuestros amigos, Esther y Jotas, son buenos esquiadores, y para ellos no perder nada de altura en las diagonales largas que hay que trazar para alcanzar la pala de Canal Amplia es más fácil, pero Concha y yo, en cuanto aflojamos un pelín, perdemos altura poco a poco, y nos toca quitarnos la tabla en medio de una ladera complicada, y hacer acrobacias para remontar los metros perdidos.
La operación es lenta y delicada, en una media ladera muy inclinada y pedregosa que se desmorona, unos 20 metros por encima de la cabecera de la pista de Gallinero. Les toca esperar, pero salimos de la situación sin mayores problemas que la tensión y el esfuerzo. A medida que bajamos hacia la Canal Amplia, la nieve se va transformando, y en algunos puntos empiezan a asomar los colmillos de los cocodrilos, pero "la Canal" de la Canal Amplia está bien cubierta de nieve, y nos divertimos en el estrecho tubo de nieve irregular.

Javi y Concha a punto de empezar el descenso.
Javi y Concha a punto de empezar el descenso.

Cerveza final en la terraza del Ampriu, repasando otro día magnífico.
El próximo hay que compartirlo en vivo y en directo, peña!!!

Texto: Javi
Fotos: Javi, Concha y Jotas