Llevamos unos días de calores desmesurados y eso se traduce primeramente en un impresionante descenso del volumen de nieve depositada en nuestras montañas. Sube la cota esquiable al ir desapareciendo la nieve en las partes más bajas. Empiezan las primeras calvas y vuelven a asomar los cocodrilos esperando nuestras suelas!
Además el frío nocturno recongela la nieve fundida por el calor durante el día, creando un manto que hay que saber interpretar muy bien para no tener desagradables sorpresas. A primera hora se hace imprescindible el uso de cuchillas en nuestros splitboards para progresar con seguridad e incluso en las zonas con más pendiente es posible que requiramos de crampones y piolet.
Un "pájaro libre" en la cima de Vademartín. |
Empezamos nuestra ruta entrando por la estación de Valdesquí para ascender a Valdemartín (2280m), encontrando nieve dura que nos permitió progresar fácil hasta llegar a las parte final y más inclinada. La primera bajada, por su cara SE, con nieve todavía sin transformar por el sol dura pero manejable.
Nuestro siguiente objetivo es Cabeza de Hierro Menor (2374m), unos cuatrocientos metros de desnivel desde el lugar que nos encontramos.
Manuel León fqueando hacia Cabezas de Hierro |
En la cumbre coincidimos con esquiadores de travesía, incansables compañeros de fatiga en esto de arrastrar las pieles de foca por las cumbres de la sierra. Y es que aquí desaparece totalmente la vieja rivalidad esquiador/snowboarder, sustituido por el respeto y camaradería típico de la gente de montaña, donde todos se ayudan y comparten experiencias basadas en una cosa común, el amor al sitio donde se encuentran. Uno de ellos nos dice la frase más esperada del día:
"Está la nieve en su punto. Crema pura."
Ni comimos. Cambio rápido a modo snowboard y enfilando la cara sur de Cabeza de Hierro Menor, hacia la Pedriza de Madrid. Y no nos engañó el esquiador, encontramos una nieve papa rápida super buena. Nieve que, si bien no conserva ya ningún rastro de cristal bien formado por las repetidas transformaciones, si que resulta de un agradable gusto para bajar con nuestras tablas.
Incansables y veloces esquiadores. |
El descanso merecido, es mitad de jornada. |
Al tratarse de una cara sur, se notan los estragos del calor, algo más de 300 metros de desnivel hasta el final de la zona de nieve continua.
Ahora sí, almuerzo, descanso, relax... Me encanta está parte del splitboard primaveral (aunque sigamos en invierno!!). Toca ascender, sobre una nieve muy transformada que provoca continuos resbalones en las diagonales de las partes más inclinadas al encontrarse toda una capa superior de varios centímetros completamente rota en cristales de hielo derritiéndose. Nieve pescadería!!
Manuel buscando el retorno. |
Pablo pateó como un crack todo el camino! |
Desde la cumbre escogemos bajar pegados a la cresta para no perder mucha altura, lo que nos permite ver algunas bajadas hacia las Cerradillas, que presenta un aspecto muy bueno, aunque otras zonas no tienen tanta nieve y muestran sus afiladas piedras diciendo que no vayamos por ahí. Subimos por segunda vez a Valdemartín y descendemos hasta el retorno del telesilla de El Collado de la estación de esquí de Valdesquí, lugar por el que entramos a pistas, que es lo que mejor está de nieve!!
Y así llegamos al coche, después de casi seis horas y media de actividad, con 10,7 kilómetros recorridos y 1200 metros de desnivel positivo acumulado (datos según GPS), todo ello en una jornada con una temperatura plenamente primaveral, con un cielo azul infinito y un sol radiante como el solo. Hacer splitboarding en estas condiciones crea adicción!!
Riders: Manuel León y Pablo Moya
Fotos: Daniel Ateca
Track y perfil de la ruta. |
Riders: Manuel León y Pablo Moya
Fotos: Daniel Ateca
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